lunes, 2 de junio de 2008

El Sublime Momento

El tibio marmol de tu piel, resplandece bajo la luz del ocaso, adornando incólume la armonía infinta de tu belleza. Dos tiernos vigilantes custodian la profundidad de tu espíritu, mientras el aroma de invisibles jardines, perfuman incesantes el espacio que te rodea. Avivas el carmesí de tus labios en un constante y sumiso moder, cuando inexplicables temblores sacuden el simiento mismo de tu entro, desdibujando tu conciencia entre el instinto y el deseo.

Tus manos recorren mi rostro, difuminando caricias y construyendo sueños, mientras el leve murmullo de tu respiración, despierta al dragón que se guarda en mi pecho. Tu boca es ahora mi mayor devoción, tu pecho el objeto de mis caricias. Y en el medio de la batalla entre el placer y el tiempo, desaparece tu ropa entre mis manos y comienzo vestir tu cuerpo con mis besos.

Mis labios exploran tu cuello y se pierden por tu pecho, acarician tus hombros y tu espalda, saborean tus brazos y tu dedos. Y así los dejo disfrutar del dulce sabor que jamás empalaga. Es sabor de manjares que se sirve entre dioses, y que el solo probarlo conduce al edén. Pero tomar el licor que se exparse sobre tu piel, es querer sofocar el infierno con gotas y pretender que la sed que genera un desierto, pueda ser satisfecha con un simple rocío.

Necesito ebriagarme del placer de tu cuerpo, saciar por completo esta sed que me embarga. Y por mas que lo intento no concibo otra forma, que libar de tu vientre el licor de tu entro. El tomar sin descanzo el fulgor de la rosa, que se esnconde muy cerca del albino manzano. Y así es como entonces, acortando el espacio entre mi boca y tus petalos, fui besando tu piel hasta el sur de tu cuerpo, que en ardor de pasión se rebosa en deseo.

Se posó ante mis ojos y adornado entre petalos, el viñedo que urdido por el placer de mis besos, es la fuente insesante de licor y deseo. Dejé que mis labios se bañaran de ti, dejé que mi mente se perdiera en olvidos. Y así fueron tus manos a cardar mis cabellos, en el medio de roces que avivaban el fuego.

La coral de suspiros, que atrapaba tu voz en un delirio, se interrupió abrupta por el raudo violín de tus gemidos. Y el estallido furiozo que se expandía en tu vientre, desplegó en un instante de gloriosa pasión, el manantial infinito de tu orgasmo sublime. Y al fin pude sentir que mi vida volvía, que la sed en tritezas había sido saciada, que el afán por tu piel en mi piel se calmaba. Y las últimas gotas del licor de tu cuerpo, las mas dulces de todas que salieron de ti, las bebí sin apuro destilando y cayendo, de la fuente gloriosa de tus ojos morenos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Te felicito, es espectacular, Cada dia son mas hermoso, continua asi, no lo dejes.


HERMOSO


Anyiney

Anónimo dijo...

Hay Te descubri bueno me giaste hasta alli jajaja te dije que era muy bueno la verdad que es el q mas me gusta de todos haces bien en no dedicarlo como tu dices seria ponerle cara a un sueño. besos y un fuerte abrazo te quiero mucho

Gara dijo...

Bellas letras,me encantó,volvere a leerte,besos

Peregrino dijo...

Como estás hermano mio!! hoy retomando mi vida blogera!! jeje... cuando nos deleitas con otra de tus feas prosas!!!

Se te quiere!!