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La dulce visión de mi nombre en tu boca,
es presagio divino para un austero cuento
que se deja enmarcado al espacio propicio,
entre besos fugaces con deseos dormidos
es la orbe y semblanza de tu piel y mis manos,
en el roce sutil del amor que desborda
que entre oscuros y sombras resplandece sutil,
y en azul se dibuja tu figura en mi mente
con los miedos ya ausentes del entorno cabal,
y el espacio ideal de tu alma y la mía

Acaricio el altar que se yergue en tu espalda,
inocente de todo lo que estoy provocando
ya tu entro dormido se despierta empapado,
reclamando atención de caricias y besos
yo te dejo gemir y temblar por completo,
esperando el momento de llegar hasta ti
y susurro un "te amo" en tu oreja desnuda,
y me embriago sin pena del aliento que emanas
sin palabras ni voces ya mi ser te reclama,
con mi piel azotada del calor y el deseo

Son tus labios ahora los que buscan espacio,
recorriendo mi cuerpo cual astutos baquianos
intentando alcanzar el placer en mis cumbres,
mientras fuego y deseo a tus ojos sucumbe
tus caricias se funden con las mías en danza,
y con noble alabanza la vergüenza nos deja
y el momento se llena de la luz invisible,
que se expande difusa mas allá de nosotros
con la imagen y esbozo del sublime ideal,
que se hace presente contra todo presagio

Ya la imagen de ti es mi vida y futuro,
ya no importa mas nada que tu alma en la mía
expresión de sentires y presagios ocultos,
que se hacen presentes al encuentro de dos
al instante sublime cuando soy moribundo,
renaciendo en tu vientre con amor y placer
y degusto tus ojos que atraviesan mi piel,
expandiendo mi mundo hasta el mismo infinito
para luego en silencio susurrarme palabras,
que me dicen aquello que me cuesta creer

Al fin logro entender que mi hogar está ti,
mas allá de mi vida que hasta ahora era gris
donde a penas mostraba mis colores vitales,
sin dejarme soñar en tu voz y sonrisa
y que hoy ya me pintan hasta el alma en colores,
con texturas divinas y calor de avatares
desbordando de nuevo en mi cuerpo mortal,
esta dicha sublime que se siente al nacer
para solo entrever lo grandioso del cuento,
que descrito en palabras no se puede creer

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